Poesía boliviana en el mundo

Homero Carvalho Oliva
Homero Carvalho Oliva
Brasília, 10 de Maio de 2015
Homero Carvalho Oliva, de Santa Cruz de La Sierra, escreve sobre a primeira antologia, que reúne o melhor da poesia boliviana. Por Homero Carvalho Oliva

La editorial española Visor, especializada en Poesía con más de 800 títulos, tiene una colección de antologías hispanoamericanas denominada La estafeta del viento en la que ha publicado Antologías de la poesía del siglo XX de todos los países iberoamericanos, excepto Bolivia, por ejemplo la de Perú, compilada por José Miguel Oviedo y la de Argentina, por María Ferrari.

Ahora, invitado por la editorial se publica la Poesía del siglo XX en Bolivia, cuya selección y prólogo me fue encargado. Sentí que era un compromiso ineludible y una imperdible oportunidad para difundir la obra de nuestros poetas por el mundo de habla hispana, porque era la primera vez que se publicaría una antología de este tipo en el exterior. El encargo me solicitaba una selección de poetas bolivianos del siglo veinte. Sin embargo, un siglo no se entiende sin aquello que lo precede y por eso decidí mostrar tanto el devenir histórico, como las tendencias poéticas que se suscitaron en Bolivia a lo largo de este siglo.

El subtítulo de esta antología Donde la nieve y los ríos son míticos, tiene que ver con los dos grandes territorios geográficos y culturales que alberga nuestro país, situado en el corazón de Sudamérica: Los Andes y la Amazonía y es una paráfrasis de un verso del poeta paceño Franz Tamayo que dice: “Aquí la nieve es mítica”.

El imaginario poético de ciudades como La Paz, Cochabamba, Oruro, Sucre y Potosí es tanto eminente como inminentemente andino, en el que la montaña ejerce una influencia mayor, como los poderosos Achachilas que nacieron de los primeros sueños de los seres humanos que habitaron Los Andes y de las tempranas raíces cósmicas del imaginario andino; seres sobrenaturales, espíritus protectores de la naturaleza a quienes se les debe rendir culto para recibir sus bendiciones.

La montaña en las tierras altas y los ríos en las tierras bajas. Si algo percibimos de los poetas de Europa, cuando hablan de sus ríos es que su poética es filosófica, los ríos son la metáfora del tiempo y de la vida como ya lo hemos señalado. Los ríos para ellos son pensamiento, son abstracción. En cambio para los nosotros, los latinoamericanos, el río es la vida misma, real y cotidiana, salvaje como en el caso de los poetas nacidos en la amazonia y criados en las húmedas llanuras y selvas tropicales.

Para comprender mejor la propuesta literaria temporal y como un punto de partida necesario, he incluido a Adela Zamudio, una gran poeta nacida en Cochabamba (1854-1928); Gregorio Reynolds (1882-1948); Ricardo Jaimes Freyre, (1868-1933); y Franz Tamayo, (1879- 1956), que si bien nacieron en el siglo diecinueve desarrollaron su obra en el siglo veinte, el siglo de los grandes poetas de Latinoamérica. Además, porque de literatura boliviana como tal se empieza hablar recién en el siglo veinte. Esos nombres vendrían a ser una especie de primer canon de la poesía boliviana.

La antología está ordenada por orden cronológico para que el lector vaya siguiendo la evolución histórica de nuestra poesía, aunque debo reconocer que la buena poesía altera todo orden. Adela Zamudio, Ricardo Jaimes Freyre, Franz Tamayo, Gregorio Reynolds, Horacio Rivero Egüez, Raúl Otero Reiche, Óscar Cerruto, Hilda Mundy, Yolanda Bedregal, Jaime Saenz, Ambrosio García Rivera, Eugen Gomringer, Gonzalo Vásquez Méndez, Jorge Suárez, Antonio Terán Cabero, Edmundo Camargo Ferreira, Roberto Echazú Navajas, Ruber Carvalho Urey, Pedro Shimose, Jesús Urzagasti, Matilde Casazola, Eduardo Mitre, Blanca Wiethüchter, Álvaro Díez Astete, Marcelo Arduz Ruiz, Homero Carvalho, Patricia Gutiérrez Paz, Benjamín Chávez, Gabriel Chávez Casazola, Mónica Velásquez Guzmán, Mauro Alwa y Elvira Espejo Ayca.

Abro la selección con Adela Zamudio (1854-1928), el emblema del romanticismo, una poeta irreverente, valiente, que bien puede ser considerada como una precursora de los movimientos feministas, su poema Nacer hombre aún está vigente, así como ¿Quo vadis?, por el que fue excolmulgada por una iglesia ultraconservadora que no estaba para soportar ninguna crítica a la sociedad patriarcal y católica y mucho menos de una mujer.

Cerramos con Elvira Espejo, una indígena orureña, paradigma del proceso de inclusión social que vive Bolivia, pues escribe en quechua, aymara y español y es compositora, artista plástica y tejedora.

Teniendo en cuenta los objetivos y la función de esta antología, que son los de brindar al lector un panorama de la poesía boliviana del siglo veinte y sus proyecciones, he elegido a treinta y dos poetas; sin embargo, en la actualidad los poetas que vienen trabajando el verso duplican ese número.

Estamos conscientes de que si en general la mayoría de los libros y sus autores envejecen rápido, las antologías lo hacen más rápido aún, excepto aquellas obras y autores que se consideran canónicos, círculo al que van ingresando paulatinamente nuevos autores, aunque haya que morirse para ser considerado como tal.

Y así como existen poetas canónicos, también existen poemas canónicos, que se repiten en las antologías nacionales como Nacer hombre, de Adela Zamudio; La llama, de Gregorio Reynolds; Siempre, de Ricardo Jaimes Freyre; Habla Olimpo, de Franz Tamayo y Canto al hombre de la selva, de Raúl Otero Reiche; tan famosos que, a veces olvidamos, quienes los escribieron.

En esta antología he tratado también de articular a Bolivia, incluyendo a poetas de las dos regiones antes señaladas, algo que muchas antologías no lo han hecho, privilegiando solamente a poetas de la parte andina; he incluido, además de Raúl Otero Reiche, del departamento de Santa Cruz, a Horacio Rivero Egüez, Pedro Shimose y a Ruber Carvalho, entre otros, del departamento del Beni.

El desafío mayor de esta selección de más de quinientas páginas es abrir el diálogo con otros países y otros poetas y proveerles de una cartografía poética boliviana en la que cada lector elegirá sus propios destinos. Esta selección intenta llenar el vacío que dejaba la ausencia de Bolivia en colecciones de antologías internacionales y en ese cometido espero haber cumplido el encargo solicitado.
comentários operados peloDisqus

Veja Também